lunes, 4 de julio de 2011

Boda Real Boda. Fue en el patio del palacio Grimaldi. La novia es la sudafricana Charlene Wittstock

Sí, lo que muchos esperaron por años se hizo realidad. El príncipe Alberto III de Mónaco, se casó. Y lo hizo con una bella mujer, la exnadadora olímpica sudafricana Charlene Wittstock, que recibió el título de Su Alteza Serenísima, princesa de Mónaco.


Alberto, de 53 años, era considerado un mujeriego y esquivo al matrimonio, también se especuló sobre su preferencia sexual. Su padre, el difunto príncipe Rainiero había previsto que si su único hijo varón no dejaba descendencia, el trono del principado sería ocupado por su nieto mayor, Andrea Casiraghi, hijo de su hija Carolina de Hannover.


Pero no será necesaria aquella excepción a la regla sucesoria, pues Alberto ya se casó, y junto a su esposa, la princesa Charlene, tienen previsto tener hijos lo más pronto posible.


La ceremonia religiosa, que tuvo todo el glamour que pueda haber exhibido Mónaco en muchos años, se celebró en el patio central del palacio Grimaldi, que fue decorado con miles de flores blancas, candelabros y arañas de cristal, como si se tratase de una catedral, pero al aire libre.




La crema y nata de la realeza del mundo estuvo presente, además de celebridades del jet set internacional y jefes de Estado. Se especuló que asistieron más ‘cabezas coronadas’ que a la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y ‘Kate’, duquesa de Cambridge.


El romanticismo fue otro de los rasgos de esta boda. La música interpretada por la orquesta sinfónica de Mónaco, las lágrimas de emoción de algunas asistentes y el juramento de amor y fidelidad, le dieron el toque de calidez a este matrimonio que se esperó durante muchos años. Internet, AFP y RP.

Enlace. La boda fue celebrada por el arzobispo de Mónaco, Bernad Barsi

Popular. El príncipe Alberto quería que su boda sea lo más cercana a su pueblo, por ello colocaron sillas y pantallas gigantes de TV afuera del palacio

El vestido fue sencillo, de líneas rectas
El italiano Giorgio Armani fue el creador de este traje, de líneas rectas, con mucha caída, una larga cola y en la parte del escote lleva un detalle cruzado.

Era blanco, elaborado en seda duquesa y bordado con 40.000 cristales de Swarosvki y 20.000 piedras doradas, que daba forma a lirios del valle.

Su peinado era un moño en la nuca, adornado con detalles de cristales y un velo de tul de seda. El ramo de flores, diseñado también por Armani, llevaba orquídeas y lirios del valle, las preferidas de la novia.

La madre de Charlene, Lynette Humberstone, con sus hijos Gareth y Sean Wittstock


Chismes
- Nervios y emoción
A Charlene se la notó nerviosa, algunos comentaristas de TV decían que se la veía como si estuviese yendo a la cárcel. No era la típica novia emocionada, feliz de haber encontrado a su príncipe azul. Él estaba sereno, tranquilo y siempre sonriente, de vez en cuando le hablaba al oído a su novia, como dándole ánimos o recordándole que una princesa tiene que sonreir.

- Juramento para toda la vida
Los novios, él de 53 años y ella de 33, intercambiaron alianzas, unos anillos Cartier, de 18 quilates de oro blanco y platino. A diferencia de otros novios reales, Alberto y Charlene sí se juraron fidelidad y amor eterno, en la salud y en la enfermedad.

- Lágrimas en Santa Devota
Después de la ceremonia religiosa en el patio del palacio Grimaldi, los príncipes Alberto y Charlene se trasladaron en un elegante y antiguo coche, a la iglesia de Santa Devota, donde la novia depositó su ramo de flores, tal como lo hizo la difunta princesa Grace, cuando se casó con Rainiero, en 1956, donde derramó algunas lágrimas.







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