miércoles, 16 de enero de 2013

Antonio Loly Miranda y Claudia Medina


Quién iba a imaginar que una obra de teatro los uniría para toda la vida. Se conocieron en la obra de teatro Pinocho, montada por la compañía Ditirambo. Claudia era asistente de vestuario de Antonio. Algunos de sus amigos creen que todo comenzó desde ahí, pero no, en ese momento eran solo compañeros de trabajo y cada cual estaba enfocado a sus oficios.
La chispa inicial de su amor comienza en la última presentación de la citada obra que se realizó en la Feria Internacional de Libro de Santa Cruz de la Sierra, y es cuando Antonio decide invitar a Claudia a almorzar para agradecer toda la colaboración de parte de ella. Esa noche Antonio llevó a Claudia a su casa y fue desde allí que gran parte de sus pensamientos estaban enfocados en ella.
Una de las anécdotas que recuerda Antonio es que en el momento del almuerzo para enterarse de si ella no estaba saliendo con alguien propuso el juego de preguntas y respuestas. “Yo comienzo”: dijo Antonio, “¿Tienes novio?”. Claudia respondió: “no”. Para Claudia, sin embargo la inquietud de que Antonio podría ser algo más que un amigo surgió a raíz de una visita repentina. Antonio aprovechó la ocasión para ir a visitarla cuando llevó a su hermana a casa, que casualmente era vecina de Claudia. Para ella resultó ser una verdadera sorpresa y fue el motivo de que su corazón comience a latir más acelerado. Esa noche Claudia se animó a escribir el primer mensaje por celular a Antonio.

Nació el amor
Algo que siempre resaltan es que fue la magia de un personaje quien hizo que sus vidas se entrelazaran, el Gato, de la obra Pinocho. Incluso, atribuye Claudia, que si no hubiese sido Gato tal vez serían buenos amigos y nada más, incluso ni se hubiesen conocido. Lo mismo afirma Antonio, ya que para él, Gato era la exteriorización de su personalidad sencilla y sensible.
Se arreglaron sin saber mucho de sus vidas privadas, pero a medida que pasaba el tiempo se iban dando cuenta que todo estaba predeterminado para que se encontrasen ya que ambos compartían los mismos intereses y sus formas de vida eran afines como por ejemplo, su pasión por el teatro y el arte en general, así como también el ser colaboradores dentro de las actividades de sus parroquias. Además de que las familias de ambos eran cercanas y ellos no se habían dado cuenta.
Nos comentan que para algunas personas su relación puede ser algo "ñoña", pero para ellos el amor se hizo para expresarse públicamente y que si uno está feliz no tiene porqué esconderlo. Entre sus expresiones están las diferentes poleras que se pintaron para lucirlas, así como algunos dibujos y mensajes que se publicaban por el Facebook.
Se comprometieron a los seis meses de ser enamorados. A los 18 meses lo hicieron de manera formal con la familia y a los 2 años y medio se casaron y decidieron compartir la vida juntos.

Colorín colorado
La boda estuvo cronometrada milimétricamente, ambos planificaron cada detalle, los partes matrimoniales los repartieron con un mes de anticipación, hicieron programas de la ceremonia en la capilla San Francisco Solano, las lecturas bíblicas fueron repartidas entre sus padres y hermanos, la ceremonia fue celebrada por tres sacerdotes; hubo programa para la recepción, la hora de cada rito, como la llegada de los novios, el vals, la cena y todo culminó con una movida y alegre fiesta en un cálido salón de eventos que cobijó a sus más allegados.
Hoy Claudia y Antonio están disfrutando de su luna de miel, en un paradisiaco hotel ubicado detrás del parque Amboró, Laguna Volcán eco resort.

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