La pedida de mano. Le llegó a la flamante novia, Silvana, quien con amor organizó una cena en casa de sus padres para llevar a cabo el romántico momento en que su novio, Daniel, le entregue su anillo de compromiso y pida matrimonio a sus futuros suegros.
El acto. Fue sinónimo de mucho romanticismo y lujo, pues no faltó en la mesa los cubiertos de plata, fina cristalería y un elegante decorado.
Los invitados. Fueron los padres y familiares más cercanos de los futuros esposos, quienes compartieron junto a los novios una exquisita paella española, acompañada con copas de vinos y una rica torta tres leches.
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