domingo, 7 de abril de 2013

Fugitivos con miedo al matrimonio


Juan (nombre ficticio) es un novio fugitivo. Tiene 48 años y en más de tres ocasiones ha estado comprometido y a punto de casarse. Sin embargo, cuando la fecha de la boda estaba cerca, sin motivo aparente y después de varios años de enamoramiento ha terminado sus relaciones sin dar mayores explicaciones y ahora está solo.

Al preguntarle por qué hasta el momento no se ha casado, él comenta que tiene miedo a equivocarse, a fracasar o a que le fallen, ya que quiere que su matrimonio dure para toda la vida.

La historia de Mario es diferente. Comenta que enamoró durante más de 12 años con quien hoy es su esposa y que él era quien siempre le daba vueltas al asunto. Si bien manifiesta que la amaba, tenía miedo al fracaso porque ella era controladora. El embarazo dio el empujón que necesitaba. Hace cuatro años que está felizmente casado.

Emancipación femenina
Las características sociales, la tendencia individualista, los cambios generados por la emancipación de la mujer y la mayor libertad sexual, traen consigo cambios en el pensamiento masculino, lo que genera mayor disfrute fuera del compromiso, temor a perder su individualidad y sobrevaloración de otros aspectos en su vida, coinciden los sicólogos.

Asimismo, la ansiedad de muchas mujeres, las actitudes persecutorias y la invasión en la vida del varón, también pueden ser algunos de los motivos para que el hombre huya del matrimonio.

Libertad en el terreno sexual
La sicóloga Ingrid Saavedra afirma que para muchos varones el deseo de permanecer solteros gira en torno al nivel de relaciones que establezca con su pareja y su personalidad. En otros casos, las situaciones traumáticas vividas hacen que el hombre rechace los lazos afectivos. Otro aspecto es el deseo de tener mayor libertad dentro del terreno sexual.

“Los varones que rechazan el compromiso es por temor a las relaciones conflictivas de noviazgo, miedo por la opresión de la pareja, exceso de deseo sexual con tendencia a la promiscuidad, no se imaginan junto a una mujer controladora o por aspectos de personalidad y elección de vida”, indica.

Algunos temores
El matrimonio, remarca la sicóloga Lourdes Heredia, es un cambio de estatus que conlleva una mezcla de sentimientos, temores y expectativas.

Entre los temores más frecuentes pueden estar el miedo a perder la libertad, a fracasar, a la responsabilidad que implica estar casado y tener una familia y, si proviene de una ruptura anterior, temor a herir los sentimientos filiales, a dejar el yo por el nosotros y, en caso de ser único hijo o el menor, temor consciente o inconsciente de dejar a la madre o padres.

Una historia que se repite
Mariela (de 31) relata que ha tenido dos enamoramientos largos. Con el primer novio estuvo tres años y ya tenía todo listo para la boda, pero una pelea supuestamente insignificante acabó con todo, se quedó con el vestido hecho y su prometido terminó huyendo sin dar mayores explicaciones.

Ahora lleva más de siete años con su nuevo enamorado y como se pintan las cosas, tal parece que él le tiene miedo al matrimonio, porque en todo este tiempo ni siquiera ha pedido su mano.

“No sé qué hacer. Amo a mi novio y siento que él me quiere también. Nos llevamos bien y tenemos muchas cosas en común, pero cuando hablo de casarnos y tener un futuro en común, él me evade y muchas veces terminamos discutiendo. Realmente no sé qué hacer ni qué pensar, ¿será que debo seguir con él?”, se cuestiona.

Ingrid Saavedra considera que es importante la comunicación en pareja, por lo que sugiere preguntar acerca de las expectativas y proyecciones a futuro que tenga el novio en cuanto a su relación y, sobre todo, su opinión respecto al matrimonio. “¿Por qué perder el tiempo con alguien que no se proyecta con uno?”, pregunta.

Trabajar en la autoestima
Una de las razones por las que el novio le huye al matrimonio, dice Lourdes Heredia, es por la seguridad que él tiene en esa relación, sin necesidad de mayor compromiso o llegar al altar.

Si la razón por la que el novio huye es la seguridad que ya tiene en su pareja, una buena demostración de autoestima en ella ayudará a que la valore más y tema perderla, indica la terapeuta familiar. “La autoestima se observa demostrando seguridad en sí misma, alegría, mejorando el aspecto personal, haciendo lo que le gusta. Claro que no hay que confundir con arrogancia”, explica.

Frustración para ellas
El sueño de muchas mujeres, añade Heredia, es llegar al altar vestida de blanco y, si es posible, disfrutar con sus seres queridos de una linda boda. Cuando el matrimonio se va postergando por varios años, la novia se va sintiendo frustrada y presiona a su pareja para dar ese paso, y él hábilmente lo posterga con el pretexto que no está preparado para darlo. Cuanto más años transcurran de noviazgo, puede que el matrimonio sea cada vez más difícil de alcanzar.

Por lo general, dice la sicóloga Nadia Rocabado, las mujeres son muy persistentes y están convencidas de que pueden cambiar al varón y lograr que asuma el compromiso del matrimonio, es ahí donde muchas se frustran y surgen dolorosas y amargas decepciones.

Algunos de los ingredientes para que funcione una relación de pareja, puntualiza Saavedra, son tener una comunicación amplia, identificar las razones por las cuales la pareja huye del matrimonio y tratar de resolverlas. En caso de no llegar a una solución compartida, hay que buscar ayuda terapéutica.

Algunos consejos
Para generar mayor compromiso, Ingrid Saavedra aconseja a las mujeres darles mayor confianza, evitar la mentira, los celos provocados, porque eso genera desconfianza. Tienen que expresarles su admiración por lo que son, evitando hacerles sentir que con el matrimonio pierden su libertad.

Sin embargo, Rocabado expresa que si una mujer está enamorando con un novio fugitivo, debe tomar la decisión de dejarlo o bien aceptarlo como es. De seguir adelante, agrega, tiene que considerar que la larga espera puede ser en vano, puede que haya más dolor que felicidad en la relación o, en su defecto, tener la capacidad para sobrellevar una serie de situaciones que a la larga pueden ser desgastantes.

No es exclusivo de los hombres
Este síndrome del novio fugitivo, señala Lourdes Heredia, no solo es atribuible a los varones, últimamente también se ve en las mujeres, pero en ellas es más atribuible al cambio de roles y al éxito que están teniendo en el mundo laboral.

“Casarse significa maternidad y si bien puede continuar con su trabajo, se ve limitada. Por lo tanto le temen a una relación comprometida. Claro que ella no huye por varios años, pues una de sus realizaciones es la maternidad”, remarca.

Si bien este problema se da también en las mujeres, Saavedra asegura que es mucho menor que en los varones, ya que por lo general para las féminas casarse representa un logro más en su vida. En la actualidad, más allá de que sea por algún motivo romántico, se lo asume como un reto, igual que ser madres.

“Hoy se observan muchas mujeres solteras arriba de los 27 años, dando prioridad a su vida intelectual, social e independencia, pero el solterío de la mujer es asumido por la sociedad de otra manera y eso llega a afectarle, a tal punto de buscar constituir un hogar aunque no sea su deseo y muchas se enfrentan al temor del varón en asumir un compromiso”, explica.

Cómo reconocer al fugitivo
Para saber si se está enamorando con un novio fugitivo, Nadia Rocabado sugiere tomar en cuenta estos aspectos:
- Actúa como si de verdad estuviera decidido a casarse, pero por algunas razones posterga la fecha de la petición de mano o de la boda.
- Si se lo presiona, asume el rol de víctima y termina la relación momentáneamente o echa la culpa a su pareja diciendo que el motivo por el que no se casan es ella.
- Pese a saber el deseo de casarse de su pareja y de ser consciente de su negativa al matrimonio, no la dejará libre.
- Puede enamorar años con esa misma indecisión.
- Al cabo del paso de los años se llega a una situación que toca fondo, asume que su pareja le pertenece y le transmite la sensación de matrimonio. Es decir, sicológicamente están casados, pero materialmente no existe tal figura


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