miércoles, 12 de junio de 2013

Kathia Núñez De Bruun , Todos Quieren Dar ‘El Sí’ con ella


Casadora. Es una especie de cupido legal, que con su carisma y entusiasmo ha conquistado la preferencia de los novios en Santa Cruz. Es tan cotizada que tiene su agenda copada hasta el próximo año. Ha sabido convertir un acto formal en una ceremonia inolvidable

Silvia me comentó una tarde mientras conversábamos en el jardín de su casa: “Amilkar me ha pedido matrimonio y estoy muy feliz amiga”. Emocionada la abracé y me ofrecí a ayudarla con los preparativos de su boda. Y ella siguió: “quiero que por favor me ayudés a que me case la Dra. Kathia Núñez, ese es mi deseo ya que no tendré una boda por la iglesia, ella hace de la ceremonia civil todo un acontecimiento muy importante. Eso quiero amiga”.

Manos a la obra, me puse en campaña para averiguar donde era la oficialía de la Dra. Nuñez, ubiqué la calle Colón y fui a preguntar qué se necesitaba para casarse. La encontré en su escritorio y ella me preguntó: “¿Usted se va a casar? ¿Y dónde está el novio? Respondí: “No, es mi mejor amiga, pero ella quiere que la case usted”. La abogada me miró y luego hojeó su agenda y dijo: “En esa fecha está difícil, no tengo espacio”. Casi le supliqué para que haga un campito, y luego me despidió diciendo: “Que mañana se presenten los novios y hablaré con ellos”.

Está demás decir que les hizo espacio en su agenda y los casó el día que ellos deseaban. La boda fue muy emotiva y llena de detalles a pesar de la sencillez y humildad de la novia y su hogar, donde se efectuó la boda. La oficial del Registro Civil le puso la nota de romanticismo y glamour.

Desde entonces me he preguntado, ¿qué es lo que hace la Dra. Kathia Núñez de Bruun para que los novios la prefieran para celebrar sus matrimonios? En estos años la he seguido en cada boda que me tocó asistir y donde ella la oficiaba. Es que casó a cinco amigas más, dos colegas, a mi sobrina, a mi prima y a mi hermana. Todas ellas se disputaron un espacio en la agenda de la misma casadora.

Es que desde su llegada al lugar del acontecimiento ella irradia una luz especial. Con sus libros como accesorio principal, ingresa elegantemente vestida y si la boda es muy elegante, no tiene reparos en vestir un traje de gala de última temporada, para estar ‘a tono’ con la boda. “Es un momento importante y la idea es que sea para toda la vida”, afirma Kathia.

Su historia de vida
¿Cómo se inició Kathia en este oficio? Ella como siempre, muy femenina, con una sonrisa diáfana y contagiante, desde atrás de su escritorio, aclaró con total naturalidad y sin ninguna pose mi curiosidad: “en noviembre cumpliré 20 años desempeñándome en el ejercicio de esta función”.

Recordó que hace dos décadas tenía un negocio relacionado con la agropecuaria y en una ocasión observó en el periódico un anuncio donde la Corte Departamental Electoral requería notarios electorales, entonces decidió postularse pensando de que si le daban el asiento electoral, la gente de los alrededores acudirían a registrarse y ella haría a la vez promoción de sus productos y publicitaría su negocio. “Así fue, aproveché que los vecinos venían a inscribirse y vendí mucho de los insumos de mi agropecuaria, pero hice mi trabajo también a cabalidad y con responsabilidad”.

Esto la recomendó para que la CDE la invitara después a hacerse cargo de una Oficialía de Registro Civil. “Yo dije que sí, sin saber de qué se trataba, sabía lo que hacía un notario pero el manejo no lo conocía. Es que si me ofrecen un trabajo que sea dentro de mi área, que sea decente y honesto, yo digo si, me gusta trabajar porque siempre uno aprende y conoce gente, eso es importante”, aclara.

Entonces cerró la agropecuaria y se dedicó en “alma, vida y corazón al oficio de casar con toda responsabilidad, amor y dedicación, porque esto me encanta”.

El primer matrimonio
Inolvidable para la flamante oficial de registro civil, porque fue de un ciudadano extranjero con una boliviana, debido a que transcurrieron muchos momentos juntos por los trámites legales que demanda la unión de un foráneo.
Este fue el inicio de más de 3.000 bodas que ha realizado en estas casi dos décadas, es que cada año llena desde dos hasta tres libros de actas matrimoniales (cada libro tiene 100 partidas). Miles y miles de parejas que han desfilado ante sus emocionados ojos románticos, han escuchado sus consejos cargados de fe y espiritualidad y además han recibido una sagrada estampa de la virgen María de sus manos.
Kathia se convirtió en una experta en el arte de casar por lo civil, ha transformado este contrato legal que es un poco frío, que habla en términos legales en una ceremonia trascendental, llena de romance y emotividad. Ella le pone un matiz diferente a cada celebración.
Desde el primer encuentro con la pareja, la oficiante les pregunta qué tipo de acto sueñan (Kathia tiene más de 15 actos diferentes), qué religión tienen (ella es católica practicante), pero se acomoda al credo de los novios y los respeta. Si son románticos o más prácticos, son más espirituales, recién inician la convivencia, ya tienen hijos y llevan muchos años juntos. Todo ello para elegir qué es lo más conveniente que se les debe decir en la celebración.

¿Cómo celebra una boda?
El tema legal es inminente, la lectura del acta, los testigos y las firmas. Pero el condimento lo pone la prédica profética que ella practica como un apostolado al ofrecer una lectura bíblica y un pequeño sermón colmado de consejos para los contrayentes, todo de acuerdo a la pareja, porque no es lo mismo hablarle a unos jóvenes que recién inician la convivencia, como a otros que tienen hijos en común.

A veces algunos requieren una celebración en el lugar de la fiesta o en su domicilio particular, otros eligen casarse en la misma oficialía o toman un paquete que les ofrece la oficiante, que incluye pastel de bodas, brindis y música de violines, hasta pueden intercambiar anillos y bailar el vals, si así lo desean. Kathia reafirma que lo que le gusta es casar y hace de todo porque la pareja esté a gusto en ese momento y por convertir ese evento en inolvidable.

“Soy feliz, creo en el amor y en el matrimonio, creo que la persona puede ser feliz en la vida con muchos logros, siendo profesional, en los negocios, pero la felicidad es más fácil conseguirla en pareja, la pareja es fundamental en la vida del ser humano”. Por esas razones ella va donde la requieren, no le importa la condición económica de los contrayentes, ni su grado de educación, con tal de que sea a oficiar un matrimonio, que es su verdadera pasión.

“Dios me premió con este trabajo porque me gusta mucho, me siento realizada con lo que hago, porque le pongo todo el empeño, todo el amor y trato de ir lo mejor posible y presentable para darle el realce al evento”, comenta. Por ello es que siempre acude a cada cita vestida impecablemente desde la punta del cabello hasta los pies, su estilo es clásico y a la vez glamoroso, porque según lo requiera el acto viste hasta de gala como una invitada más, solo que efectúa la ceremonia y se retira discretamente, siempre rumbo a otra celebración.

Confiesa que está pendiente de su aspecto porque es parte de su trabajo, elige su ropa en Rosa y Gris, Casa Roxana o se la diseñan las expertas Rosita Hurtado y Consuelo de Fiorillo, mientras que de arreglo personal se encargan las estilistas de salón Blanca Elena. “Lo hago para estar acorde al acontecimiento, antes que por coqueterío, quiero estar a la altura del acto que oficio, para darle el realce que se merece, pero nunca soy más importante que los novios, yo soy solo una servidora pública”.

En la intimidad
El fundamento del matrimonio es la familia y la familia tiene que estar basada en el amor, Kathia practica y pregona esos preceptos de vida. “La parte emotiva y espiritual me parece muy importante porque yo soy así, para mí Dios está primero, luego mi familia y mi trabajo. Con mi esposo empezamos el día llevando a nuestra pequeña Kathiane al colegio y luego nos vamos a misa, es que así la jornada es más llevadera, Dios acomoda las cosas y hace la carga más liviana”.

“Mi esposo es muy bueno, es mi complemento, es mi par, es mi mejor amigo. El me acompaña, me apoya, me lleva a los matrimonios, a veces tengo tres o cuatro bodas y él se traza una ruta de acuerdo a la hora y las distancias y planifica el recorrido. Por supuesto que tenemos problemas, pero los resolvemos juntos, tenemos unos hijos a los que les hemos inculcado el amor y el temor a Dios y juntos oramos por nuestra unión cada día”.

¿Y su vida social? Muy poca, comenta. No tiene tiempo para asistir a encuentros sociales, sus excompañeros de colegio la invitan, pero esas citas son los fines de semana y es cuando tiene más trabajo.

También atiende su hogar, las tareas de su hija menor y los requerimientos de los mayores. Pero no renuncia a la alegría o al baile en algún cumpleaños o fiesta familiar.
“Pero mi hogar es fundamental y está por encima de todo”, remata

EN PRIVADO

Más allá de la libreta y del rito del matrimonio

- ¿Hace dieta?
No hago ejercicio, como de todo, esa es mi constitución, soy hiperactiva.

- ¿Ama su trabajo?
Tengo un compromiso laboral que lo asumo con mucha responsabilidad y mis hijos lo entienden perfectamente.

-¿Qué significado le asigna al divorcio?
Yo nací para unir, nunca para desunir. Si alguien quiere hacerlo, me lo plantea y no hay otra opción, con seguridad lo derivaría con otro colega. Se trata de una palabra que no existe en mi vocabulario

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