Aprovechando la buena relación con una destacada deportista, a quien la telefónica auspicia cuando representa al país en torneos nacionales e internaiconales, tuvo lugar un primer partido para practicar. Después María José Vargas se convirtió en entrenadora de Pablo.
Verse a diario terminó haciendo efecto.
La pareja se conoció mejor y descubrió que las afinidades eran demasiadas como para dejar partir al compañero de juego: “Somos idénticos, almas gemelas, hasta nuestra firma es igual, apenas varía en una rayita.
Es impresionante”, dice María José, orgullosa del 'feeling' que se desata cuando están juntos, capaz de despertar la envidia de otras parejas.
La celebración del amor se realizó en el Country Club Las Palmas, bajo la organización de Ximena Ximénez. Obviamente, la decoración tuvo mucho que ver con la responsable del romance (la raqueta).
Este instrumento deportivo estuvo presente hasta en la torta y el bouquet de la novia.
El vestido con corte sirena fue de Casa Roxana y la música fue de Poker, que hizo bailar a todos hasta las tres de la madrugada.
La luna de miel será en Dubai y Maldivas, en agosto, después de que María José deje en alto el nombre de Bolivia durante los Juegos Panamericanos
No es bueno tener tal dedicacion al matrimonio que uno se vuelve coleccionista
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