lunes, 19 de septiembre de 2016

Las bodas deben ser sobrias y sin gastos exorbitantes

Se ha puesto de moda hacer bodas muy ostentosas y para ello hay empresas especializadas que piden cantidades exorbitantes de dinero. Las fiestas se organizan con toda clase de lujos, como arreglos florales, además del vestido de la novia y el traje del novio.

Considero que en bastantes casos se está exagerando en el gasto que se realiza. Luego están las invitaciones, la comida, la recepción y los regalos.

La Iglesia recalca que lo importante en el matrimonio es el sacramento, es decir, la promesa que se hacen los esposos delante de Dios para amarse toda la vida.

Tiene que haber sobriedad en la celebración de las bodas y las parejas deben pensar en ayudar a la gente humilde. No puede gastarse grandes sumas de dinero porque es mucho más importante el amor verdadero. Y para eso los novios deben tomar cursos prematrimoniales, con seriedad. Algunos lo hacen a última hora y están más preocupados por las cosas materiales.

Considero que Dios no quiere que haya gastos excesivos. Además, algunas parejas se endeudan y llevan esta carga por mucho tiempo.

El Evangelio recomienda que el gran tesoro debemos tenerlo en el cielo y eso significa que tenemos que ayudar a las personas con problemas o que están enfermas.

Hoy en día vemos que la contracción económica ya se siente. Muchas personas carecen de lo esencial para poder vivir. Y si deben hacer algún tratamiento médico, la pasan muy mal.

Por eso, la Iglesia recomienda a estas personas que organizan fiestas que sus gastos sean moderados y que se eviten todos los excesos, especialmente el consumo de alcohol porque luego vienen otros problemas muy serios de abusos y peleas.

Las parejas deberían ahorrar ese dinero para los gastos de la casa y, sobre todo, para dar a la gente menos favorecida. Eso es importante que lo tengamos en cuenta, más aún este año que es el Jubileo de la Misericordia.

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