viernes, 28 de abril de 2017

Álvaro Eid, EL TOQUE DE BELLEZA Y COLOR

Álvaro es maquillador desde hace 17 años. “Siempre he considerado mi trabajo como jugar con muñecas. Todas son hermosas, yo solo les doy un poquito de color”, asegura.

Eid recuerda que cuando inició maquillando a novias, estas optaban por un maquillaje suave, casi natural y neutro. Ahora se lleva uno más fuerte, casi como en las bodas árabes o hindúes: ojos muy marcados, pestañas postizas grandes, etc. “Se ve bien. Sin embargo, trato de hacer un maquillaje que caiga entre ambos polos, algo clásico y atemporal. Que sea fotográfico sin ser teatral. La novia va a querer ver sus fotos y siempre verse bella, sin que su maquillaje ponga el tiempo en evidencia”, especifica.

El experto enfatiza firmemente que es deber del profesional sugerir cambios según el rostro de la persona y utilizar productos adecuados para la ocasión. “La novia no tiene tiempo para retocarse, un maquillaje larga duración será perfecto. Va a besar al novio, un labial intransferible es ideal. El horario de la boda determina la intensidad del maquillaje, al igual que la locación. Ella tiene que estar contenta con el resultado y sobretodo, saberse hermosa”, añade.

Eid cuenta que en 17 años ha visto de todo: vestidos manchados, velos quemados, vestidos no entregados, novias solas sin ayuda de nadie, malos peinados, etc. “Por suerte, en esta casa, siempre hay un poco de hilo y aguja, una flor, un par de horquillas de cabello, una bruma de spray. No soy la Madre Teresa, pero si se puede resolver, se resuelve”, subraya.

Álvaro recalca que es muy importante que la novia confíe en su maquillador. “Es gratificante reencontrarme con novias que he maquillado hace 10 o 15 años y todavía me quieren. Eso quiere decir que todo ha salido bien”, finaliza.



LO DIJO:

“La novia va a querer ver sus fotos y siempre verse bella, sin que su maquillaje ponga el tiempo en evidencia”.




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