viernes, 28 de abril de 2017

¿Te casas?



Por fin ha llegado el momento del “sí quiero”, pero antes son muchas las decisiones que se tienen que tomar y los detalles de los que estar pendientes.

Dejando a un lado el amor que siente por su pareja, para una mujer los más importante es su vestido de novia, un modelo especial que, probablemente, nunca más volverá a lucir.

Si en temporadas anteriores se imponían los brocados, la seda y el blanco roto, ahora es el turno del tul, y del tono rosa empolvado, el nuevo blanco que adquiriere mayor protagonismo.

Entre las tendencias que se han visto en la tercera edición de Atelier Couture, una plataforma en la que exclusivamente se muestran vestidos con sello español y confeccionados a mano, sobresalen los patrones lánguidos, con movimiento y cuajados de detalles artesanales.



EL ROSA EMPOLVADO, UN TONO QUE SE IMPONE

El rosa estuvo presente en la colección de Paula del Vas, quien subió a la pasarela delicados vestidos de tul en todas sus versiones: tul de seda, tul ilusión, tul de armar, “plumeti” o blonda.

“El tul es ilusión, es el tejido nupcial por excelencia”, asegura esta creadora, quien trabaja el tul con varias técnicas hasta conseguir un sutil fruncido.

La sencillez y la elegancia están presentes en los diseños de Paula del Vas, quien se ha esmerado en realizar bordados de calidad, únicos, algunos con combinando encajes antiguos.

La costura mimada y puntillosa es el eje central del trabajo de esta diseñadora que siempre innova y sorprende con sus diseños. Resultó muy vistoso un vestido de tul rosa inspirado en las bailarinas y otro modelo superromántico adornado con flores naturales prensadas y pegadas al tul, una creación ideada para que los pétalos se caigan poco a poco y que, al final del día, apenas queden flores sobre él. “La novia es flor de un día, como las flores de su vestido”, explica.

El rosa también estuvo presente en los vestidos de aire “vintage” de Carmen Soto The Bride, firma que trabaja al detalle las espaldas, unas veces con precisos bordados y otras con importantes escotes.

“Me gusta trabajar las espaldas, es el escote perfecto del vestido nupcial”, cuenta esta diseñadora, quien ha mostrado en la pasarela un modelo de gasa con flores cosidas, realzado con una vistosa capa blanca y dorada.



LA CHAQUETA Y EL ABRIGO, NUEVAS PRENDAS NUPCIALES

El abrigo y la chaqueta se convierten en accesorios imprescindibles para una novia que decide casarse en estaciones y escenarios fresquitas.

Raquel Ferreiro propone contraer matrimonio con una sofisticada “blazer” blanca ribeteada en raso y una elegante hilera de botones forrados.

“Me gusta innovar, mi intención es hacer vestidos únicos, que se adapten a la personalidad de la novia, para que ese día además de guapa, sea ella misma”, explica.

A Raquel Ferreiro, que le gusta inspirarse en la arquitectura de principios del siglo XX como el Art Decó, adora los tejidos naturales y los vestidos con movimiento, ligeros y cómodos, “los que te permitan disfrutar de la boda”, añade esta joven diseñadora que también cose vestidos para las invitadas nupciales.

Más rompedoras son las propuesta de novias de Cristina Piña, quien propone un fabuloso abrigo blanco adornado con flores de cristal en la espalda y bolsillos de parche.

Cristina Piña huye de los volúmenes excesivos y los brillos para construir una novia diferente, con un punto nostálgico e irreverente, inspirada en uno de los personajes femeninos de Wes Anderson, “adoro esa estética”, puntualiza.

Amarillo, blanco, negro y rosa empolvado son los colores escogidos por esta diseñadora para confeccionar vestidos y blusas de corte lady y botonadura de estética militar, muchas realzadas con flores bordadas a mano, realizadas con lentejuelas y cristales de Swarovski.

Otro fabuloso abrigo presentó Nihil Obstat, quien recupera la estética de los años 70 del pasado siglo y el poderío de Brigitte Bardot, Donna Summer o Farrah Fawcett para construir vestidos minimalistas, sencillos con siluetas desestructuradas.

Junto al abrigo, lucen vestidos fluidos, capas y monos confeccionados con tejidos tecnológicos como el neopreno, el tafetán de seda, el punto de lana o el goergette, coloreados en un blanco luminoso de gran pureza.

“La costura es un trabajo lento, artesano, de vital importancia para prendas especiales”, concluye Armiche Rodríguez, diseñador de la firma.



Y ADEMÁS ARTESANÍA

La artesanía cada día es más valorada, se cotiza, es un plus en el vestido nupcial, “un sello personal que marca la diferencia”, asegura María Verde, diseñadora de la firma Juana Rique, quien apuesta por una colección de novia inspirada en el vestido tradicional de Galicia del siglo XIX.

Las novias de Juana Rique destilan personalidad y feminidad, tienen alma, prueba de ello es un vestido adornado con un delicado bordado de nido de abeja o un diseño lencero de tul de plumeti, así como vestidos tipo mandil de gran belleza.

“Son piezas delicadas, cuajadas de detalles”, explica la diseñadora, quien asegura que con su trabajo intentan recuperar las tradiciones y defienden el trabajo artesanal”.



Los bordados son el hilo conductor de la colección de Santos Costura, firma que nació hace diez años con la artesanía por bandera.

Inspirándose en la estética de los años 20 del siglo XX, confecciona vestidos con bordados verticales y aplicaciones de plumas y perlas sobre patrones muy limpios, pero muy trabajados.

La artesanía también ocupa el corazón de las propuestas de Franco Quintan, quien con hilaturas de lamé y flocados, que van del blanco roto al rosa palo, Quintans presenta diseños adornados con perlas, camelias, organzas bordadas, lentejuelas y unos vistosos pájaros realizados con encaje de Camariñas, arcilla polimérica y plumas.

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