miércoles, 14 de junio de 2017

José Daniel y Ana Paula, juntos de la mano...

El sábado 3 de junio, a las 20:00, el templo La Santa Cruz de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra se llenó de personas como nunca. El padre Raúl Arrázola lo destacó mientras celebraba el matrimonio de José Daniel Sánchez y Ana Paula Amézaga. Es que todos los vecinos del barrio Las Hamacas y los que conocían a la pareja querían ser testigos de este nuevo capítulo en la historia de amor que José Daniel y Ana Paula protagonizaron desde que eran niños, cuando se encontraron en el camino que los puso el haber nacido con síndrome de Down.

Willma Kohn, mamá de José Daniel, recuerda ese día de 1983 en el barrio Las Hamacas, en el Tercer Anillo de Santa Cruz. Su hijo tenía dos años y Ana Paula acababa de nacer. "El papá de Ana Paula, Jaime, vino a buscarme a la casa para decirme que su niña había nacido con síndrome de Down y que quería que hablara con su esposa. Fui con José Daniel. Le recomendé que si veía llorar a la mamá de Ana Paula, no se asustara”, cuenta.

No era la primera vez que Willma "consolaba” a alguna familia en la que había nacido un niño con ese trastorno genético. Ella se había encargado de comunicar a todos sus vecinos que su tercer hijo tenía esa discapacidad. "Nunca lo escondí”, afirma. Y los vecinos de Las Hamacas no tienen otra imagen que la de Willma con José Daniel, en esa camioneta en la que distribuían los materiales que vendían en su ferretería, que era atendida por su esposo Federico Sánchez.

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"Casi todos ellos, mis vecinos, estuvieron en el matrimonio. Fuimos más de 300, no podíamos entrar más”, dice emocionada la mujer nacida en Cochabamba y que de niña migró con sus padres a Santa Cruz.

Esos vecinos también conocieron a Ana Paula. "La mamá de ella, Rogelia, hizo todo lo que le recomendé para que la niña no quedara aislada y fuera incorporada completamente a la familia, al barrio, a la sociedad en sí”, afirma Willma.

Así, los niños crecieron juntos en el barrio compartiendo todas las actividades en las que los involucraban sus padres y los vecinos, hasta que Ana Paula se fue con sus padres a La Paz.

Fue una separación que duró unos años, porque cuando José Daniel cumplió 16 años se "comenzaron a buscar y entablaron comunicación”, comenta la mamá de él.

Entonces ambos, en Santa Cruz y La Paz, respectivamente, asistían a colegios de educación regular. "Mi hijo fue el colegio desde los nueve años, ya sabiendo leer”, expresa satisfecha Willma.

José Daniel aprendió a leer a los seis años gracias a un método que su madre improvisó con cartulinas de colores en las que escribía sílabas que le hacía identificar y repetir. "En esa época en Santa Cruz no había ni siquiera una referencia para que yo pudiera ayudar a mi hijo. Con mis medios salí a Argentina y Brasil, donde había instituciones, pero fue José Daniel quien me enseñó muchas cosas. Me enseñó que tenía una memoria a larga data, que recordaba, por ejemplo, las cortinas musicales de las telenovelas. Eso me indicó que podía aprender”, afirma.

Tras un año de práctica, un día el niño sorprendió a sus padres leyendo un cartel cuando estaban en Brasil. "Yo pensé que sólo memorizaba, pero había aprendido a leer”, expresa emocionada Willma, que entonces ya manejaba en la mente la idea de organizar una institución para apoyar a los niños con síndrome de Down: la Fundación Síndrome de Down (Fusindo), que fundó en 1993.

José Daniel estudió en el Colegio Anglo Americano, de donde salió bachiller en 2003, entonces ya había recobrado contacto con Ana Paula, que también se graduó como bachiller unos años después en La Paz y regresó a Santa Cruz para entablar una relación sentimental con el chico que conoció desde niña.

"Hace 10 años ya querían casarse, pero los papás no estuvimos de acuerdo”, dice Willma.

Sin embargo, los enamorados no renunciaron a su sueño ni un instante. "Comenzaron a trabajar y a guardar todo su dinero para la boda. Con el tiempo nos dimos cuenta de que no podíamos ser egoístas y aceptamos el compromiso. José Daniel pidió la mano de Ana Paula, le dio el anillo, fijamos la fecha de la boda y ambos cubrieron el 90% de los gastos de una ceremonia que fue muy hermosa”, cuenta.

Es que estos flamantes esposos, gracias a la dedicación de sus padres y apoyo de su entorno, han alcanzado varios objetivos elegidos por ellos mismos. José Daniel es profesor de computación en Fusindo, profesión por la que se decidió después de haber hecho dos semestres de Relaciones Pública en la universidad. Ana Paula inició estudios en Educación Parvularia, que interrumpió cuando fue elegida embajadora de las Olimpiadas Especiales porque, junto a su pareja, son atletas líderes de es competencia.

Hace una semana se dieron el "sí” para seguir adelante juntos de la mano...

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