El hecho de que la ceremonia fuese cerrada al público y a la prensa no desanimó a los curiosos, algunos de los cuales hicieron guardia desde las cinco de la mañana para ver a la familia real, sobre todo a Guillermo y Catalina, que fueron los más aplaudidos al llegar a la iglesia de Canongate Kirk.
La que durante mucho tiempo fue considerada la rebelde de la familia real y que, durante su adolescencia, osó llevar un ‘piercing’ es hija de la princesa Ana y treceava en la línea sucesoria de la corona. Tras la ceremonia, los novios aparecieron brevemente para que pudieran ser fotografiados y recibir una ovación de la plebe, antes de trasladarse a Holyroodhouse, la residencia en Escocia de la reina Isabel II, para la recepción y posterior cena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario