La fiesta estuvo magnífica, a tal punto que merece que tomen apuntes los que piensan casarse al estilo cuerpo de rey.
En la decoración, Quito Velasco superó las expectativas de los novios, creando una ambientación clásica fusionada con una arquitectura colonial plasmada en la recreación de los jardines babilónicos. Allí hubo espacio para los invitados, la pista de baile y el grupo Póker, que como siempre es sinónimo de diversión.
La novia cumplió su sueño de casarse como una reina.
Ella se enfundó en un vestido con el tono tradicional de la diseñadora Kenny Gutiérrez y lo combinó con velo y corona; mientras que Alberto, el esposo, estuvo a la altura con el estilo preppy (representa la clase alta de EEUU), con un traje negro con corbata de lazo del mismo tono
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