La pedida de mano fue tan emotiva como las razones para estar unidos, lejos de las formalidades. Solo estuvieron presentes los padres de los novios, hermanos y alguno que otro familiar privilegiado.
Después del cálido momento, llegó el más delicioso, cuando todos se arremolinaron en torno a la mesa para saborear la paella de Hugo Saucedo y los postres de Gina Barbery, que preparó mousse de coco con piña, suflé de dulce de leche y, el más romántico de todos, enamorados con frutilla a la crema
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