Los que se encargaron de la boda, que se realizó el viernes pasado en la ciudad argentina de Rosario, enviaron los sobrantes al BAR, una entidad que almacena y clasifica alimentos que se encuentran fuera del circuito comercial y los distribuye en entidades benéficas.
“Explicamos a los organizadores de la boda que podíamos recibir las gaseosas y los snacks, pero que las bebidas alcohólicas teníamos que cambiarlas por dinero”, explicó Algrain.
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