Hay dos buenas noticias, según nuestro consultor: estos hombres son bárbaros para divertirse y se los puede evitar, si es que todavía no caíste rendida ante sus ‘otros’ encantos.
Salvador describe así lo que puede ser una ‘cita de horror’: es el primer encuentro y no sabes del todo cómo es él, y si finalmente será tu hombre ideal. Te vistes y embelleces especialmente para esta ocasión y, de repente, suena el timbre. Ahí está él, temblando de nervios, con las manos empapadas en sudor y tartamudeando en cada frase… Para evitar que te sientas como la protagonista de una película mala, Madrid recomienda que tomes en cuenta estos consejos para distinguirlos desde el primer momento:
El pulpo o sobón
Hermosa y radiante te encuentras con él en el cine y, en cuanto las luces se apagan, el entra en acción. Ya tiene su objetivo fijado en tus rodillas y, de pronto, te pone la mano encima. Te sientes incómoda y con ganas de salir corriendo. Para evitar esta situación, debes hacerte respetar, hablar en serio con él antes de pasar a la acción.
El egocéntrico
Le gusta llevarte a su terreno. Van a su boliche habitual, en su mesa a la vista de todo el mundo y alardea delante de sus colegas, con gestos exagerados atrae todas las miradas. A lo largo de la noche te enseñará sus mejores técnicas para impresionarte. Para él es la noche del show, y tú eres su público. Además con gestos ante sus colegas les quiere decir, que eres su víctima y ya te tiene. El hecho de que todo el mundo te mire te horroriza. Este comportamiento hace que las mujeres salgan escapando de su lado, pero eso él no lo entiende. Para no sentirte mujer objeto, lo mejor es mostrar tus valores antes de que él se convierta en el protagonista de la historia.
El superchurro
¿Te suena este tipo? Suele estar en los lugares públicos con cara de poco interés mientras una comitiva de mujeres está fijándose en él y se pasea por el lugar intentando llamar la atención de todo el mundo. Y todo esto lo hace incluso mientras habla contigo. “Sí, sí”, son sus respuestasmonosilábicas a las preguntas que le hacés mientras piensas si te está escuchando. En lugar de eso, él se mira al espejo, pone poses y se arregla el peinado. Lo mejor de estos tipos: es que te besan y mientras están mirando a otras mujeres, ¡ni hablar!
El pesado
Es guapísimo y se sabe vestir muy bien. Además conoce los nuevos locales de la ciudad, estudia una carrera muy interesante o tiene un trabajo de ensueño. Maravilloso, piensas tú. Sin embargo, de lo interesante que parecía este tipo, no queda nada. Habla poco, y cuando lo hace, se extiende ser una gran ayuda para conciliar el sueño. Este hombre es mortalmente aburrido y, simplemente, no tiene nada que decir. El éxito de una buena relación es tener alegría, ilusión y proyecto en común.
El machote
Se ha hablado y escrito mucho sobre esta ridícula especie de hombre. Sin embargo, hay mujeres a las que todavía les atrae la personalidad impregnada de testosterona de estos individuos. Él es el macho alfa de la manada y está dispuesto a protegerte de meseros, porteros y demás peligros de la noche... Él pide la comida, el paga y él te lleva a casa.
Si te apetece hablar por ti misma, o simplemente te resulta molesto que te trate como un perrito a su lado, entonces es mejor que esa misma noche te alejes de él.
El niño de mamá
Él vive todavía con su madre y lleva puesta la ropa que ella le ha elegido. Seguro es amante de Guitar Hero y come pizza todos los días. Debes saber que sin su consentimiento no habría salido contigo, y además, si quieres llegar más lejos, deberás pasar el examen materno. En la primera cita, ya te ha insinuado o directamente te ha hablado de presentarte a su madre. Enciende la alarma. Necesitás es un hombre que decida con su propio corazón y no con la bendición de mamá. Eres tú o su adorable mami, ¡que él decida!
El descuidado
Puede hacer calor, estamos en el trópico, es normal. Sin embargo esto no es una excusa para olvidarse de la higiene, el desodorante y el aspecto en general.
Este tipo de hombres luce enormes manchas de sudor y un fuerte olor resultante de ellas. No le gusta afeitarse y, normalmente, el mismo aspecto físico va acompañado de una desaliñada forma de vestir, pantalones y camisas malolientes, pelo grasiento, y un aliento insoportable. Por mucho que te guste, ante este tipo de sujeto, debes renunciar.
“Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición”.
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