El camino que conduce del noviazgo al matrimonio está repleto de interrogantes, algunos de los cuales siguen creando dudas en los futuros esposos hasta poco antes de llegar al altar. Uno de los más frecuentes es: ¿a qué edad conviene casarnos? ¿Cuándo es demasiado pronto o demasiado tarde?
25, la edad dorada
¿La clave para una relación saludable y un matrimonio estable? La edad. El número mágico para casarse, de acuerdo a expertos, es después de los 25 años. Y hay varias razones. Resulta que mientras más educación tenga la mujer, menos probabilidades que se divorcie.
“Las mujeres educadas tienen más confianza en sí mismas y están menos dispuestas a conformarse por un hombre que no esté a su altura o no llene sus estándares”, dice Terri Orbuch, PhD, autora de Five Simple Steps to Take Your Marriage From Good to Great.
Por otro lado, la mujer aprende a financiar su propio dinero cuando es soltera, lo que la ayuda a evitar problemas financieros—una de las razones principales de peleas en parejas.
Sin embargo, la razón más importante es el crecimiento como ser humano y la exploración de la vida. A los 25, ya has tenido experiencias de vida cruciales y una relación seria (o más): ya saliste con otros hombres, por lo que tienes una buena idea de lo que quieres y no quieres en una pareja, afirma Orbuch.
Y es que a los 20s experimentamos un crecimiento importante como personas; exploramos el mundo, conocemos nuevas personas y construimos una carrera. Estas travesías en la vida son mucho más fáciles si eres soltera (aunque no imposibles).
¿Te acuerdas lo sabia que te sentías a los 19? Sin embargo, cuando miras atrás, piensas “¡era una niña!” (muy diferente a lo que eres actualmente). Lo mismo sucede cuando tienes 30 y miras a tus 20s.
La persona que crees que es ideal a tus 24 puede que no sea tu pareja ideal a los 32. Vive cada etapa de tu maravillosa vida de la mejor manera posible y tendrás mayor sabiduría para elegir a una pareja adecuada.
En todo caso y para no cometer errores llevados por el arrebato amoroso, los expertos aconsejan a los miembros del futuro matrimonio que planteen una serie de interrogantes clave, con el corazón caliente pero la cabeza fría, antes de dar el “sí quiero”.
PREGÚNTATE:
De acuerdo a un estudio del diario estadounidense The New York Times, en el que participaron psicólogos y especialistas en asuntos de pareja, hay una serie de preguntas clave que hombres y mujeres deberían responder para reducir el riesgo de que su futuro matrimonio se rompa. He aquí las principales:
• ¿Queremos los dos tener hijos? En caso afirmativo, ¿quién va a dedicar más tiempo a su educación?
• ¿Ambos tenemos claras cuáles son nuestras obligaciones y metas económicas y pensamos lo mismo respecto del ahorro?
• ¿Hemos hablado de la clase de hogar que esperamos formar y de cómo organizaremos las tareas domésticas?
• ¿Es mi pareja tan cariñosa y amable como yo espero, y me llenará emocionalmente tanto como necesito?
• ¿Podemos hablar cómoda y abiertamente sobre nuestras necesidades, preferencias y tabúes sexuales?
• ¿Nos escuchamos mutuamente y tenemos en cuenta las consideraciones, necesidades y preocupaciones del otro?
• ¿Valoramos y respetamos a la familia del otro, y sabemos hasta qué punto nuestros padres podrán interferir en nuestra relación?
• ¿Confiamos en el compromiso del otro en nuestra pareja y estamos seguros de que nuestra relación es lo suficientemente sólida como para superar cualquier obstáculo que pueda surgir?
Son preguntas que a los novios les conviene reflexionar y responder con honestidad, tanto si están convencidos de la conveniencia de casarse, como si albergan dudas al respecto.
Asimismo, según la psicóloga estadounidense Debbie Ford, profesora del Centro Chopra para el Bienestar, en La Jolla, California (EE.UU) y autora del libro ‘Hágase estas preguntas’, “antes de tomar una decisión en la pareja y cualquier otra área clave de la vida, hay que plantearse unos interrogantes y responderlos con rigor y serenidad”.
Según Ford los puntos fundamentales que hay que contestar personalmente para tomar una decisión que nos acerque a la vida que deseamos -el matrimonio- son:.
• ¿Me lleva a un futuro más estimulante o me ancla al pasado?
• ¿M e aportará satisfacción a largo plazo o sólo una gratificación inmediata?
• ¿Controlo mi vida o intento complacer a otro?
• ¿Reforzará mi fuerza vital o me robará energía?
• ¿Es un acto de autoestima o de autosabotaje?
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