El 19 de enero comenzó de un modo muy especial para Carolina. Su novio, Luis Alfredo, le preparó un apetitoso desayuno y se lo sirvió en una charola adornada con flores. Era su día de aniversario, cumplían un año de haberse arreglado. La jornada pasó con las actividades cotidianas, Carolina siempre atareada con sus estudios de último año de Arquitectura y Luis, con el trabajo y la universidad. Hace días que Luis Alfredo le había manifestado su pesar porque pasarían una celebración modesta, pues se había quedado sin plata y que aún no le podría entregar su anillo de compromiso. A Carolina, el tema la tenía sin cuidado, le decía que no se preocupe, que lo importante es lo que sienten y que estén juntos. De todas maneras, tenían una cita romántica para cenar.
Cuando se encontraron cerca de las 20:00, él se agarró la cabeza recordando que tenía que ir a la plaza, para encontrarse con un amigo por algún tema de dinero. Ella tenía hambre, pero accedió amable.
Su llegada a la plaza coincidió con la finalización de la misa en la Catedral. Carolina y Luis Alfredo estaban frente al atrio y de pronto vieron que algo llamaba la atención a la gente que comenzaba a señalar hacia el balcón del café Lorca. Carolina estaba de espaldas, y no entendía lo que pasaba y Luis Alfredo no sabía cómo decirle que se diera la vuelta para mirar hacia el balcón. Cuando Carolina giró, leyó el gran letrero con su nombre, en el que Luis Alfredo le preguntaba si quería casarse con ella. No pudo decir nada, todo era muy sorpresivo, cuando se dio la vuelta, tenía a Luis Alfredo, hincado frente a ella piéndole que sea la mujer que acompañe su vida, y le entregó el anillo de compromiso.
Alrededor de ellos se aglutinó un gran tumulto de gente y comenzaron a recibir abrazos y felicitaciones de amigos y personas que nunca habían visto. La gente les tomaba fotos, los filmaba y les aplaudía.
Luego, cuando subieron al balcón para sacarse una foto junto al letrero, la gente los siguió aplaudiendo desde abajo.
Todo fue montado por Luis Alfredo con la ayuda de sus amigos y de sus familiares que fueron cómplices de la sorpresa y luego la celebraron juntos en el café Lorca, aunque los novios tuvieron su propia mesa, rodeada de flores y con velas.
Las sorpresas y los regalos no solo parten de Luis Alfredo, Carolina también buscó maneras originales agasajarlo en su cumpleaños o en uno de sus ‘cumplemeses’. Por ejemplo, le hizo una cena sorpresa en una vieja casona del centro de la ciudad, con un decorado rústico que gustó mucho a Luis Alfredo y el día de su cumpleaños, decoró la habitación de su novio con globos al estilo de la película Up! Su noviazgo se convirtió en una fiesta de sorpresas a cada cuál más divertida y emocionante. Se casarán este sábado 8 de febrero y esperan mantener el mismo espíritu en su vida futura.
Carolina tiene 23 años y Luis Alfredo, 24. En realidad decidieron casarse hace unos dos meses y vienen preparando su boda a un ritmo agotador y en algunos momentos estresante. “Ya queremos casarnos y estar en casa tranquilos”, sostienen, comentando que aunque ya tienen todo definido, los pequeños detalles y las tareas de cada día no se agotan. Se casarán en la iglesia Hamacas de la parroquia Resurrección, en la noche. Entre sus planes inmediatos, está el de terminar sus estudios, y luego, sueñan con darse un tiempo para viajar juntos
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