jueves, 27 de julio de 2017
Video La viral pedida de mano en la cima del Huayna Potosí
Camilo Rendón no pudo dormir. Estaba a 5.100 metros sobre el nivel del mar, acampando, esperando que sea la una de la madrugada para ascender hasta la cima del Huayna Potosí. Él dice que fue por el frío, pero es muy posible que se lo estuvieran comiendo las ansias, tenía todo planificado para pedirle la mano a Flavia una vez llegaran al pico del nevado, incluso había ensayado un breve discurso, pero en ese momento el mate caliente y la cena le estaban dando vueltas en el estómago.
El diseñador gráfico (32) y la ingeniera comercial (27) son enamorados hace tres años y comparten el gusto por los deportes extremos. Han hecho escaladas deportivas en Aranjuez, Huajchilla, se han lanzado a la aventura en parapente y también se han tirado de un puente haciendo bungee jumping. Pedirle la mano a Flavia Cruz no podía suceder en un lugar común y corriente y escalar el Huayna Potosí le pareció el lugar perfecto.
“Lo planeé con mi socio y unos amigos más, también animé a los hermanos de ella, quería que estén y que sean parte, pero sin que sepan nada. Ella estaba un poco mal de la rodilla, pero la convencí de ir, en total fuimos seis personas a 6.088 msnm”.
La travesía
Cada miembro de la cita de aventura y romance partió a las 7:00 del sábado 8 de julio. Se encontraron en la calle Sagárnaga y ahí recibieron las indicaciones de los guías, se midieron el equipo (crampones para caminar en la nieve, el piolet para enganchar, pantalón y chamarra aparte de toda su ropa y dos pares de guantes porque a 5.700 m todo se comienza a congelar) y acto seguido tomaron un bus.
El bus los llevó hasta la laguna Zongo, ahí almorzaron y partieron a pie para subir hasta el campamento alto donde se llega a las 14:00, ahí está el refugio a 5.100 m. Acamparon, tomaron té y cenaron. “Recibimos las últimas indicaciones y nos acostamos temprano, a las 20:00, pero igual no se puede dormir bien por la altura”.
Camilo no durmió bien, a la media noche se puso el equipo y comenzó a ascender a la 1:20. Caminó seis horas y media hasta la cima, junto a Flavia, sus futuros cuñados y sus amigos y cómplices. “Mientras caminaba iba pensando cómo le pediría la mano”, confiesa y recuerda que en las pausas, a cada hora para tomar mate caliente, veía cómo las botellas de agua se habían congelado y las barras de chocolate estaban endurecidas al punto que parecían tablas de madera que apenas pudo mascar. La temperatura del campamento alto es de -10 °C y en la cima llega a -19°C.
Una vez arriba se quedaron admirando el paisaje, el cielo lució por lados oscuro y por otros, la luz ya había tomado el horizonte. “Cuando tuve la oportunidad me arrodillé y le pregunté si quería casarse conmigo”. Todo lo que había planeado no salió de su boca, estaba entumecido de frío o tal vez... de nervios.
“Le agarré de sorpresa, ella me miró como asustada, pero enseguida me dijo claro que sí”. Todo lo que pensó decirle y no pudo, lo escribió en el Facebook.
La declaración de amor
“Hoy, a 6.088 metros de altura en la cima del Huayna Potosí, le pedí que se case conmigo a la persona idónea para mí. ¿Por qué la montaña? Porque aparte de que los dos compartimos un gusto por la aventura, trekking (senderismo) y escalar, creo que la montaña muestra todo lo que una relación debe tener: las dificultades, el esfuerzo en conjunto, saber parar y saber continuar, pero sobre todo, un fin común que es el de alcanzar la cima juntos. Te amo Flavia Cruz, gracias por todo el esfuerzo”.
Con los labios congelados se dieron el beso de rigor, y los guías y andinistas les dieron un pedazo de hielo como torta.
Amor o acto romántico de locura, lo de Camilo fue una original declaración. No se considera un romántico empedernido, pero afirma que siempre cuida que la relación se mantenga encendida.
La boda será al año, tal vez en mayo y están pensando que sea en Santa Cruz, donde tienen familiares. La pedida de mano fue a temperaturas bajo cero y ahora quieren un lugar cálido para casarse e iniciar una nueva aventura.
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