La vida es un viaje y Viviana Limpias sabe que los destinos son inciertos, incluso para el amor. No pensó que llegaría a vivir las experiencias de hoy, feliz y amada, con el matrimonio tocándole la puerta.
Concibiendo su vida como una mujer diplomática, vivió migrando cada cinco años de un país a otro como representante adjunta de Unicef.
En su último destino, Colombia, la suerte le deparaba grandes sorpresas. Una vez una pintura la deslumbró por su belleza, y jamás imaginó que un año y medio después, gracias a unos amigos, conocería al autor de esa obra y ahora su futuro esposo, el artista plástico cubano Juan Carlos Rivero, quien también reside en Bogotá. Contó que fue una atracción instantánea y que desde ese momento han pasado dos años.
Han vuelto a florecer aspectos pendientes de su vida, como el dedicarse a sí misma y el de construir proyectos de a dos. La tensión de la vida cotidiana disminuyó y se dio tiempo para sociabilizar, salir fuera de la ciudad los fines de semana, en compañía de Juan Carlos.
Sobre el compromiso, contó que durante un viaje a la finca de unos amigos tomaron una decisión con proyección de vida, una “petición de mano mutua”.
Al respecto, acordaron que el matrimonio será el 28 de mayo en La Habana (Cuba), hasta donde viajarán familiares y amigos, como Quito Velasco, Graciela Anglarill, ‘Charito’ Arzabe y compañeras del Uboldi.
El traje de novia civil lo confeccionó su prima Kenny Gutiérrez, de diseño sencillo y sin bordes, con la tela traída desde San Pablo (Brasil).
En total tendrán 60 invitados, que vivirán la gran fiesta de Viviana y Juan Carlos en el restaurante Casa Pilar, donde hasta el menú y la música están definidos: servirán dos tipos de paella, una con langostas y otra con costillas y hongos, y amenizarán la fiesta amigos músicos de la pareja, que les regalarán una serenata al amor
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