La responsabilidad social y la económica son los principales factores para que hombres y mujeres le tengan miedo al matrimonio o a convivir con una pareja, un temor conocido como gamofobia. Esto implica cambios en las nuevas generaciones sobre la forma de ver las relaciones a largo plazo.
Hombres y mujeres, desde la década de 1980, muestran una mayor reticencia y dificultad a contraer matrimonio antes de los 35 años de edad. Muchos lo hacen porque ven fácil llevar adelante un divorcio, explica la psicóloga Katia Oporto. “Ya no hay tanta dificultad como antes, cuando las mujeres se casaban más jóvenes y en lo último que pensaban era en divorciarse”.
Actualmente, los hijos se crían en un ambiente donde, si las cosas no funcionan, es mejor optar por separarse. “Las nuevas generaciones no se comprometen porque tienen miedo de vivir las cosas que sus padres han vivido. Vale decir, un matrimonio donde han visto peleas e inconvenientes, desde económicos hasta emocionales”.
Oporto afirma que existen estudios que muestran que mujeres y varones optan por esperar más años que antes para tener una pareja con la cual compartir su vida. “La edad (promedio) de las mujeres que no quieren casarse es 35 años y apuntan a hacerlo a los 40, o vivir en concubinato”.
La psicóloga Mónica Soliz agrega que en el pasado, las mujeres se desesperaban por contraer nupcias lo antes posible. A los 30 años “se les decía que ‘el tren las había dejado’ refiriéndose a que sería más difícil encontrar un novio”.
Soliz opina que actualmente el hombre y la mujer prefieren vivir en libertad y sin compromisos. “Salir de casa y llegar cuando se les antoje, gastar su dinero en lo que quieran, viajar, dormir, tener relaciones casuales o más serias, pero sin comprometerse tanto”.
Sin embargo, en un momento dado, después de los 35 o 40, muchos sienten la necesidad de tener a alguien en casa “que te esté esperando, que se preocupe por ti, que te dé amor diferente al que te dan tus padres o hermanos; alguien con quién compartir alegrías o tristezas. Entonces, la diversión o las relaciones casuales pasan a segundo plano, pues todo tiene su tiempo y llega a cansarte”, dice la especialista.
Para Oporto, no se trata tanto de un miedo al matrimonio, sino al compromiso. “Cuando uno forma una pareja, luego vienen los hijos, las responsabilidades crecen. Hay que llevar a los niños al colegio y recogerlos, pagarles la educación y la salud si están enfermos, alimentarlos con calidad y vestirlos, además de mantener los gastos en la casa”. Esto es lo que asusta a la actual generación que prefiere una relación de tres meses o en algunos casos, ni siquiera llamarla relación de pareja, refiriéndose al novio como ‘el chico con el que salen’.
En la actualidad, este sentimiento es más común en las mujeres que en los hombres, según Oporto. “En los 90 eran los hombres los que no querían comprometerse, pero en los últimos años son las mujeres las que, dedicadas a su trabajo, estudios y otras proyecciones, se niegan esa posibilidad, estirando por un tiempo más el plazo de su soltería”, comenta.
Este fenómeno no implica que a la larga la institución del matrimonio llegue a su fin, pues aún existen muchas familias tradicionales que creen en él. “Lo que pasa es que ahora prefieren esperar un tiempo más para tomar decisiones que cambien su vida”, expone Soliz.
Caso clínico
Ahora bien, la gamofobia como patología es un miedo irracional y persistente al matrimonio. Va más allá de la racionalización de lo que implica el compromiso y presenta síntomas físicos, como el aumento de la frecuencia cardiaca, la sudoración excesiva, temblores, dificultad para respirar, malestares estomacales, sensación de mareo o desmayo y dolores de cabeza, entre muchos otros síntomas. “Existen personas a las que el pensar en la posibilidad de casarse les provocan verdaderos ataques de pánico, les aumenta la temperatura del cuerpo y tienen la sensación de que algo muy malo va a pasar”, indica el psicoterapeuta Carlos Ortega. “Esto no es muy común y debe tratarse con terapia. Es muy posible que en su historia personal existan hechos fuertes relacionados con su familia, su sexualidad, o con episodios de mentiras, traición o violencia”.
Un miedo así puede ser muy peligroso, pues llega a aislar a una persona de su entorno y de sus propios anhelos de amar. “Es muy normal el sentir miedo y ansiedad cuando se acerca la fecha programada para casarse, pero si los síntomas van más allá de lo razonable, es muy importante el que se acuda a un profesional. Si bien el matrimonio es un paso importante, no es lo mismo que uno tenga cierto reparo en comprometerse a cumplir determinados acuerdos a que uno entre en estado de shock cuando se le habla de su boda”, agrega Ortega.
Parámetros
Antes había un parámetro de edad para ser adolescente, joven y adulto. Hoy, la juventud es tardía y la madurez llega hasta después de cumplir los 40.
Síntomas
Una respuesta violenta, así como reacciones físicas involuntarias al tema del matrimonio puede delatar que exista una fobia hacia él.
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