“El cielo tiene un lugar donde ya está escrito nuestro amor y de ahí no se puede borrar”, dice la letra de la canción Demasiado amor, que Fabio Zambrana compuso para Fabiola Bruno, su exesposa hasta anoche.
Hoy, domingo, amanecieron siendo esposos por segunda vez, seguros de que la canción jamás mintió. Estuvieron casados por 14 años y divorciados por uno y medio, tiempo suficiente para reconocer que no podían vivir el uno sin el otro.
“El divorcio no fue impulsivo y nos enseñó muchas cosas; fue un proceso largo, devastador y volver a estar juntos implicaba construir lo que nosotros mismos habíamos destruido”, dice Fabio, mientras que a Fabiola se le humedecen los ojos al recordar. “Valoré lo que es tener una familia y una pareja, volvimos porque creo que ninguno de los dos hubiera encontrado mejor persona que el otro”, dice ella.
Durante el tiempo que estuvieron alejados les aterrorizaba la idea de encontrar a su expareja con otra persona y fue tal el dolor de la separación, que la única forma de comunicación viable para hablar de su hijo André era el correo electrónico para no lastimarse. Hasta que un día Fabio no pudo más, ¿Podemos chatear?, le preguntó a Fabiola por e-mail, y ella aceptó. Apenas le dijo hola, vino la declaración: “Jamás te olvidé, sigo amándote como el primer día, ¿podemos salir a cenar?”, se desahogó Fabio y a Fabiola casi le da un "patatús", aunque no estaba lejos de sentir lo mismo: “Sí”, fue su respuesta a la propuesta.
El primer encuentro
Hay que tener un corazón fuerte para soportar el romanticismo de Fabio, porque se corre peligro de sufrir un infarto con una sorpresa tras otra.
La cena se dio en Michelangelo, el mismo lugar donde le pidió la mano por primera vez...y donde volvió a pedírsela. A pesar de las emociones, quisieron ir con calma para no cometer los mismos errores del pasado. Los exesposos estuvieron de cortejos por un año, periodo en el que se pusieron reglas para cuando llegara el gran día. “Una de ellas es no irnos a dormir enojados”, confiesa Fabio.
Desde ese día, los dos volvieron a la vida, “en el tiempo que Fabiola y yo no hablábamos me sentía muerto, no quería ni despertar, solo lo hacía por mi hijo, y cuando volvimos a charlar vi una luz de esperanza, me di cuenta de que ella seguía siendo mi luz, mi aire, mi todo y no sentía en la piel que podía salir con alguien a pesar de que mis amigos me lo decían, me parecía un crimen salir con otra pelada si seguía enamorado de Fabiola”, asegura el compositor, que se lanzó al vacío a la primera oportunidad y, afortunadamente, el tiro no le salió por la culata, porque su amada estaba en las mismas que él.
Tomados de las manos en el restaurante La Suisse, anoche Fabio y Fabiola volvieron a jurarse amor eterno ante la notaria Kathia Núñez de Bruun y 25 invitados, solo los más allegados a la pareja, entre ellos los testigos.
Destinados
Hoy Fabio Zambrana tiene 50 años y Fabiola 45, pero se conocieron en la fiesta de 15 de ella, cuando él "cayó" para darle serenata. Quedó prendado, pero tuvo que irse por tres años a perseguir sus sueños a Estados Unidos. Tras su regreso la buscó, se arreglaron por una década y se casaron el 30 de enero de 1999; el 28 de enero del 2000 nació André, su único hijo, que ahora tiene 14 años y es uno de los más felices con la noticia de la boda.
“Siempre tuve la esperanza de que se solucione, siento una pasión por Fabiola que me motiva a conquistarla todos los días, me mueve el piso. Creo que nuestra historia es un amor de película de Disney, pero con los problemas reales; no espero una relación sin problemas, pero sé que ahora tenemos la capacidad para resolverlos y eso me hace inmensamente feliz. Yo siempre fui un soñador y mi más grande sueño fue mi hogar”, asegura Fabio.
Fabiola habla muy poco, pero los ojos se le humedecen mucho. “Cuando me entregó el anillo por segunda vez, sabía que nos íbamos a casar, simplemente no teníamos la certeza de cuándo iba a ocurrir. Nunca pude superar nuestra separación, todo el tiempo pensaba en Fabio, nada podía llenarme y entonces me di cuenta de que nuestro hogar era lo más grande que teníamos”.
Ahora ambos habitan nuevamente la casa que compartían, la misma que vio toda su historia, mientras que el departamento de soltera de Fabiola, donde se desarrolló esta entrevista, quedó en el más completo silencio.
“Me ha vuelto la inspiración. Desde que la vi dije "con esta flacuchenta me voy a casar". Ansiaba recuperar mi hogar y que nos reconquistemos cada día”, dice él
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