Con el mismo talento de siempre, pero con la emoción más grande en el pecho, a Fernanda Haderspock nuevamente le tocó diseñar, pero esta vez su propio vestido de novia.
Envuelta en un halo de muy buen gusto, pero priorizando la comodidad para sacar partido a su noche tan especial, lució el fruto de su inspiración, en el tradicional blanco y con bordados en todas partes. La novia también hizo los vestidos de su madre, de su suegra, y de las damas (en total 28 piezas), de tal modo que su sello estuvo presente en todas partes.
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