S e dice que los gemelos no pueden ser separados, que uno siente cuando algo malo le pasa al otro y que tienen algún tipo de unión que va más allá del parentesco de sangre. La historia de José, Hugo, Claudia y Patricia no sólo confirma esa tesis sino que va más allá; estos gemelos casados con gemelas viven bajo el mismo techo con sus hijos e incluso viajan todos juntos de vacaciones.
Nacidos en La Paz el 13 de enero de 1972, José y Hugo Alberto Choque no tuvieron una infancia fácil; quedaron huérfanos de padre y fueron abandonados por su madre, por lo que fueron criados por sus abuelos. Pasaron toda su vida juntos; estudiaron en el mismo colegio, en el mismo curso y luego estuvieron juntos también en el Liceo Militar de Sucre. Ya adultos, comparten hasta la misma profesión: ambos son técnicos en sonido. Hugo es mayor con unos tres minutos, aunque no tienen el dato con exactitud.
Patricia y Claudia Mendoza nacieron en Oruro un 11 de septiembre de 1982 y crecieron en una familia normal. Al nacer, los médicos no sabían que su madre estaba embarazada de gemelos. Primero nació Patricia y el personal del hospital se asombró cinco minutos después cuando la progenitora volvió a sentir contracciones y nació Claudia.
Patricia es chef internacional y dirige una empresa llamada The Gourmet Twins. Claudia afirma que estudió muchas cosas pero que ahora se dedica a la educación de sus hijos.
José y Claudia se conocieron en la congregación Ekklesía, a la que las dos parejas pertenecen, y tras poco tiempo comenzaron a salir. Sin embargo, José no se sentía bien por dejar de estar con su hermano, con quien compartía casi todas las horas del día.
Un día, Claudia le comentó que tenía una hermana gemela y él también le dijo que tenía un hermano gemelo. Tras conocer a Patricia, José pensó que sería una buena idea organizar una reunión entre los cuatro.
"El encuentro fue muy bonito. Estaba con ellas en una plaza de comidas y les dije ‘mi hermano ya llegará’. Fui a ordenar la comida y en ese momento llegó Hugo y se acercó a la mesa y ellas pensaron que era yo. Eso fue lo más gracioso que nos sucedió”, recuerda José.
"Ellos (José y Claudia) salían como pareja pero a menos de un año de conocernos comenzamos a salir con Patricia también como pareja y luego íbamos juntos a todas partes”, relata Hugo.
La boda
Luego de unos tres años de noviazgo y tras mover su fecha de matrimonio unas tres veces, José y Claudia fijaron la fecha de su boda. "Yo no pensaba casarme -dice Patricia- pero estaba feliz por mi hermana, que estaba enamorada. Luego Hugo me dijo ‘¡nos casamos!’ y yo le dí un sí espontáneo”, recuerda.
Así fue como las dos parejas organizaron la boda para el 25 de noviembre de 2006. En principio planearon una ceremonia muy sencilla, casi familiar, pero cuando la prensa se enteró de la historia, hubo tanto revuelo que terminaron casándose en un céntrico hotel de La Paz, con más de 500 invitados y con la cobertura de muchos medios nacionales. Incluso CNN y el programa Al Rojo Vivo cubrieron esta inusual historia de amor. El evento llegó luego a oídos del popular Don Francisco y su historia también pasó por Sábado Gigante.
"Tuvieron que cerrar el hotel porque había gente afuera que ya no cabía”, recuerda José.
"Somos gemelas, pero no idénticas y pensábamos casarnos con vestidos diferentes y con colores de flores diferentes, pero luego terminamos usando el mismo vestido y el mismo color de rosas”, recuerda entusiasmada Patricia.
Del matrimonio de José y Claudia nacieron tres hijos, de siete, cinco y dos años y del de Patricia con Hugo uno, de cinco años. Uno de los pocos aspectos en los que estas parejas no coinciden. Pero sí lo hicieron durante un embarazo; ambas quedaron embarazadas casi al mismo tiempo, por lo que tienen dos hijos de cinco años. Los pequeños nacieron con 13 días de diferencia.
Ambas familias viven juntas en una casa porque, según afirma Patricia, "fue la voluntad de Dios; nosotros no lo planeamos”. Pese a la buena relación entre todos, existen algunas rencillas propias de la convivencia, pero son menores, como por ejemplo alguna discrepancia en la elección del menú del almuerzo. Por ello, ahora son los hijos quienes toman esa decisión. Ambas parejas con los cuatro niños también pasan juntas sus vacaciones.
Durante la vida diaria, estas dos parejas enfrentan algunos problemas, por ejemplo cuando tienen que ser atendidos en la Caja Nacional de Salud, donde llegaron a dudar de alguna posible suplantación de identidad. Ahora, además de su nombre llevan una clasificación que dice "Gemelo A y Gemelo B”.
"¿No se equivocan?”
Tras casarse y mudarse a vivir juntos, las parejas cuentan sus anécdotas ante la típica pregunta de la prensa en todas las entrevistas a las que fueron invitados: "¿Y no se equivocan?”.
"Tanto nos hacían esa pregunta que nosotros ya lo veíamos como un morbo. Sólo sucedió una oportunidad, cuando él (Patricia señala a su marido Hugo) se confundió y quiso tomar la mano de mi hermana”, relata en medio de risas.
"Alguna vez también nos ha pasado en la calle cuando yo le grité a mi esposo ‘¡Hugo!, ¡Hugo!’ y cuando se acercaba me di cuenta de que era José. A mi hermana también le sucedió”, recuerda Patricia.
Los mitos
¿Es verdad que un gemelo siente lo que le pasa al otro y viceversa? Según Patricia esto es real y les sucede. "Cuando ella está resfriada yo siento los síntomas; o cuando ella se corta un dedo yo también siento dolor”, dice.
Pero el caso de Patricia y Claudia, según cuenta la primera, es aun más extremo ya que sostiene que ellas "necesitan pasar sólo un curso de alguna especialidad”, ya que la otra aprende lo que asimiló la hermana en las aulas. "Por ejemplo, yo soy chef, pero Claudia sabe las mismas técnicas que yo. Claudia pasó clases de bellas artes. Yo, innatamente sé hacer texturas y sé pintar" afirma.
Pero pese a que se ha investigado mucho acerca de los vínculos genéticos de los gemelos, la ciencia no ha podido determinar por qué en algunos casos se producen episodios de dolor simultáneo en parejas de hermanos.
Como afirma el especialista Miguel Lugones en su publicación Gemelos: singularidad, historia y cultura, "quizás sea el encanto, la singularidad, la atracción, la sorpresa y hasta el misterio y la poesía que tienen los gemelos -con más relevancia en los idénticos- de poder sentarse y mirarse uno al otro, casi en planos idénticos y hasta en dimensiones similares, lo que pudiera explicar, de alguna manera, toda la connotación que ha tenido este fenómeno biológico a través de los tiempos. Solamente fijándonos en la igualdad que tienen y representan a la vez, basta para en un análisis profundo, meditar y hasta sobrecogernos, sobre todo lo que atrae este misterio. Es un ejemplo, casi exclusivo, de estar hecho a la imagen y semejanza, uno del otro...”.
En este caso, los varones son más parecidos que las gemelas. Patricia afirma que José y Hugo son "gemelos afines” a diferencia de ellas. "Cuando sale José vestido con una polera blanca y un jean y su hermano no lo ve, él se viste de la misma forma sin quererlo y sin ponerse de acuerdo”.
Más allá de las reflexiones, para estas dos parejas, la mano divina tiene mucho que ver con sus destinos. "Como nosotros tuvimos una infancia muy triste, conocerlas a ellas fue realmente una bendición de Dios”, dice José.
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