Era la pregunta de la boda real y la princesa no decepcionó, pues varios meses de especulación fueron recompensados con una pieza mágica. El vestido de novia que lució, diseñado por Sarah Burton, directora creativa de la casa de moda Alexander McQueen, provocó expresiones de admiración apenas llegó a la Abadía de Westminster el viernes.
Anteriormente Burton negó haber recibido la codiciada tarea, pero su negación parece haber sido parte de una estrategia para mantener el secreto en torno al traje de novia.
La diseñadora adquirió importancia cuando fue nombrada directora creativa de McQueen, poco tiempo después de que se suicidara en 2010. La creativa tiene muchos partidarios en el mundo de la moda, incluyendo a Anna Wintour, la influyente editora de la edición estadounidense de Vogue. /
El vestido
La novia se decantó por un precioso diseño de color marfil y blanco satinado con escote corazón sobre el que lleva un cuerpo de encaje francés de manga larga que ha sido realizado a mano por la Real Escuela de Costura. La falda, con mucho volumen y una cola de tres metros de largo, también lleva apliques de encaje y algunas flores de seda color marfil. El corpiño de satén, estrecho en la cintura y acolchado en las caderas, se basa en la tradición victoriana de corsetería y es un detalle que caracteriza a los diseños de Alexander McQueen. La parte trasera tiene un acabado en gazar y botones forrados de organza sujetada por lazos. La enagua es de tul de seda con adornos de encaje de Cluny. Los zapatos han sido hechos a mano por el equipo de Alexander McQueen y están realizados en satén duquesa marfil con encaje bordado a mano por la Real Escuela de Costura.
El bouquet
Diseñado por Shane Connolly, está inspirado en las flores favoritas de la Familia Real británica y la familia Middleton y que tienen un significado especial para los “novios reales”. Así, incluye lirios (símbolo de la vuelta a la felicidad), jacinto (constancia del amor), hiedra (fidelidad y amistad) y mirto (emblema del matrimonio). La tradición de incluir flores de mirto en el ramo nupcial se remonta al año 1845 cuando la reina Victoria plantó uno en los jardines de Osborne House, en la Isla de Wight.
Madrina de honor
La hermana de la novia, Pipa Middleton, acaparó la atención de las cámaras con su frescura y belleza. Su vestido, de la colección prefall 2009 de Alexander McQueen, era sencillo y favorecedor, con una silueta limpia y proporcionada. La inspiración de su look de belleza parece ser la misma que la que ha guiado a Kate Middleton: sencillo, fresco y juvenil. Pippa optó por un semirrecogido cuajado de flores naturales a tono con el ramo de su hermana.
Algo nuevo, algo prestado
Como artículo “prestado”, Middleton lució la tiara “Halo” de Cartier, que el duque de York, que más tarde recibió el título del rey Jorge VI, regaló en 1936 a su esposa, la Reina Madre. A su vez, la actual Reina de Inglaterra recibió la tiara como regalo de su madre y ahora le pasó a Catherine. Lo “nuevo” en el ajuar de Middleton fueron un par de aretes de diamantes que le dieron sus padres. Los pendientes, de Robinson Pelham, eran un juego de estilizadas hojas de roble con un diamante en forma de pera y una bellota de diamantes suspendida en el centro. Respecto al peinado también ha querido romper con la tradición y llevar el pelo suelto, lo que sorprendió a muchos.
Inevitable comparación
El traje de boda de Kate recordó al que vistió Grace Kelly, otra plebeya convertida en princesa, el día de su boda con el príncipe Rainiero III de Mónaco celebrada en 1956. Middleton y Kelly, la actriz americana que vivió su propio cuento de hadas, llevaron trajes clásicos y románticos con cuello en “v” y mangas largas de encaje.
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