“Por fin se conoce el secreto mejor guardado de Buckingham”, decían los periodistas cuando Kate Middleton llegaba a la Abadía de Westminster y lucía su vestido, una creación de Sarah Burton, hecho por la casa McQueen. “El vestido representa lo mejor del trabajo de la artesanía británica”, comentó la diseñadora, en un despacho de EFE desde Londres.
La novia colaboró en el diseño. "Tenía su propia visión y quería apoyar la tradición del Arts and Crafts", señaló el palacio en un comunicado. Este movimiento abogaba por el total respeto a los materiales y defendía la recuperación de las artes y oficios medievales frente a la producción masiva.
símbolos y detalles. El vestido de color marfil y un ligero escote en forma de V destacaba la grácil figura de la novia, con una cola de 2,7 metros que suscitó inmediatamente comentarios elogiosos de todo el mundo, reporta EFE. La cola y el corpiño estaban decorados con un aplique de encaje floral, en cuya confección se utilizó una técnica que se originó en Irlanda en los años veinte. El aplique fue hecho a mano por artesanas de la Real Escuela de bordado.
El corpiño de satén, que se estrechaba por la cintura y estaba ligeramente almohadillado a la altura de las caderas, se inspira en la tradición de corsetería victoriana, uno de los sellos distintivos de las creaciones de McQueen.
En la espalda llevaba 58 botones recubiertos de organdí y los zapatos de la novia fueron también hechos a mano por el equipo de McQueen. “Ha sido toda una experiencia trabajar con Kate Middleton para crear su traje de novia. Fue un honor increíble que me lo solicitaran y estoy orgullosa de lo que hemos creado", dijo la diseñadora.
El encaje del vestido se distinguió además por los diseños de tipo floral que fueron escogidos por la nueva duquesa de Cambridge en persona; cada uno incorporaba los cuatro emblemas florales del Reino Unido: la rosa de Inglaterra, el cardo de Escocia, el narciso de Gales y el trébol de Irlanda.
La princesa lucía el cabello suelto, adornado con una diadema Cartier de 1936, cedida por la Reina Isabel II, que la había recibido a su vez de la Reina Madre por su decimoctavo cumpleaños.
El ramo de Kate fue un homenaje de amor a su esposo, hecho con la flor llamada SweetWilliam o dulce William; el buquet también incluía mirto, flor que representa el emblema del matrimonio y el amor. La tradición de las bodas reales británicas dicta que el ramo de la novia tiene que incluir un ramito de mirto del arbusto original plantado en 1845 por la reina Victoria. La hija de esta monarca inició esta tradición que representa inocencia. El arreglo fue elaborado por la diseñadora floral Shane Connolly, que también preparó la Abadía.
La opinión del líder de Chanel
Karl Lagerfeld, que se encuentra a la cabeza de la casa de modas Chanel, elogió la creación de Burton para la princesa. “Es un vestido de novia muy refinado en el detalle, mucho más refinado que el de la princesa Diana. Es muy bonito, relativamente clásico, pero en sintonía con el decorado, con un leve toque de los años 50 que recuerda al vestido de Isabel II”, explicó el experto.
Las comparaciones
Expertos en moda coincidieron en que el vestido de Kate lució es similar al que llevó la actriz Grace Kelly, hace 55 años, cuando se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco. La gran predominancia del encaje, el ceñido en la cintura y el estilo de la falda que Kate eligió ayer para su boda, se igualaron a los que usó la princesa de Mónaco, con la diferencia del escote, que en el caso de Kate era en V y el de Grace más cerrado. Notoria fue en cambio la diferencia respecto del vestido que llevó Diana hace 30 años, cuando se casó con el príncipe Carlos. La madre de William ingresó a la catedral de San Pablo luciendo un vestido de gran volumen, sólo la cola media 7,62 metros y no pudieron prevenir que dentro del carruaje real tal cantidad de tela saldría arrugada. El atuendo hecho en color merengue, con voluminosas mangas y volados en el cuello, estuvo a cargo de Elizabeth y David Emanuel.
El maquillaje y los tocados
Kate Middleton se maquilló sola, siguiendo las instrucciones de la experta Arbella Preston. Lució un maquillaje muy natural que resaltó sus ojos, cejas y pómulos, con un toque romántico en los labios en tono rosa. El peinado lo realizó el estilista James Pryce respetando el estilo y gusto de la ahora duquesa de Cambridge. Los sombreros y tocados de las invitadas también acapararon las miradas de todos; el más comentado fue el que lucía Victoria Beckham, una creación de Philip Treacy.
La torta y una sorpresa
La torta nupcial, de ocho pisos, fue encargada a la repostera Fiona Cairns, que diseñó un pastel de fruta de varios pisos, decorado con nata y azúcar glas con motivos florales británicos. Los novios cortaron la torta, como manda la tradición. Se pronunciaron discursos durante el almuerzo ofrecido por la reina Isabel. Al finalizar este acto, los novios sorprendieron a todos al partir en un auto conducido por William, al lado de su flamante esposa. Salieron a saludar a la gente que los esperó por días.
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