Todo al rojo, por favor. Pero no al color precisamente, sino a la firma que se esconde detrás y abandera este tono como signo distintivo. Valentino es la nueva casa de moda con la que toda novia sueña. Sus diseños ultrafeminos, con brocados de época y una paleta cromática rica –más allá del blanco de rigor–, se convierten en los favoritos de la realeza europea, del panorama hollywoodiense, e inclusive, de la propia industria de la moda. Los enlaces nupciales nunca habían sido tan románticos y son capaces de reescribir los cuentos de hadas con los que crecimos con la nueva tinta del siglo XXI: Instagram. La red social nos muestra una tendencia al alza a la que todas se rinden. Imposible no hacerlo ante piezas de organza y gasa, suaves encajes y estampados florales.
Las agujas de Garavani se desvinculaban de las pasarelas en 2008, pero seguían en activo por encargo. Como uno de esos grandes modistos de antaño, su taller se llenaba entonces de novias deseosas de una creación única para su día especial. La ganadora del Oscar Anne Hathaway se daba el “sí, quiero” con Adam Shulman en 2012, enfundada en un níveo vestido con diadema de encaje y buqué de rosas. A esta lista exclusiva, donde las curtidas manos del italiano se han encargado personalmente de confeccionar los trajes, se suma Magdalena de Suecia, Tatiana Santo Domingo, Marie-Chantal Miller, Máxima Zorreguieta, Courteney Cox, Elizabeth Taylor o Jackie Kennedy.
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