La economía del país crece, las familias disponen de más dinero gracias a la buena marcha de la Bolsa y la recuperación del mercado inmobiliario, y por lo tanto los estadounidenses vuelven a casarse “a lo grande”, sin reparar en gastos para el gran día de la boda.
Los gastos para casarse subieron así en 2012 un 5,2% respecto del año anterior, ascendiendo en promedio a 28.427 dólares.
También van en aumento los precios de los vestidos de novia: en 2012 se pagó alrededor de 1.211 dólares por cada prenda, frente a los 1.121 de 2011 y los 1.099 de 2010.
Se trata de un boom, reportado por la prensa, que alcanza también a los anillos de compromiso: “En el primer trimestre de 2013 las ventas superaron a todos los primeros trimestres de nuestra historia”, afirmó un vocero de Blue Nile.
El retorno al altar se ve confirmado también por el aumento de la publicidad en las revistas especializadas en bodas. Es el caso de Weddings, que registró un aumento del 6% en sus ingresos publicitarios durante el primer trimestre, y se dijo “alentada” también por los niveles de abril.
El aumento de los gastos para las bodas marca una inversión de tendencia respecto de los años de la recesión, como en 2009, cuando el número de quienes se casaron se derrumbó a 6,8 cada 1.000 personas (respecto de las 7,3 de dos años antes).
La tasa de matrimonios permaneció sin cambios en 2011, el año con los últimos datos disponibles, pero los datos más recientes sugieren que un número creciente de jóvenes decide formar una familia.
“La gente se siente más cómoda para gastar. Estamos muy ocupados y en grandes cosas, más que hace un tiempo”, afirmó Bellafare, una empresa organizadora de casamientos en Nueva York.
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